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Descripción

Una obra de danza de Virginia Tuttolomondo y Diego Stocco.

Cada animal posee ciertas características que lo diferencian del resto.
Los cisnes no cantan. Sin embargo, casi todas las especies de cisnes rompen su mudez en un único momento: cuando van a morir. En ese mismo instante, los cisnes, cantan de una manera armoniosa y casi mágica.
El canto del cisne no es sólo un sonido. Es un conjunto de armonías que se parecen por momentos a un lamento y por otros a un himno de alegría.
El resto de los cisnes saben de qué se trata y guardan un respetuoso reconocimiento mientras su compañero se despide de la vida con ese único canto.
La escena puede durar unos minutos, después de los cuales el cisne morirá y el lago seguirá siendo el mismo.
*
Buscamos un espacio para observar el cuerpo en movimiento, pensamos en la materia como la define la física y en las posibilidades de inmaterialidad. Pensamos en un viaje dónde aparece la transformación, el cambio de un estado a otro. Una metamorfosis. Una reencarnación.
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La muerte del cisne o la escena que trasciende. Esta obra contiene una cita de La muerte del cisne de Michel Fokine y Anna Pavlova (1905). Con esta investigación quisimos establecer un diálogo paranormal con una pieza que tiene más de cien años.

 

Intérprete: Virginia Tuttolomondo
Dirección e iluminación: Diego Stocco

Lugar: Plataforma Lavardén – Subsuelo

 

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