Un viejo gitano de Fuentevaqueros, habiendo ya vivido un sinfín de anécdotas relatadas por el poeta que naciera en ese pueblo, Federico García Lorca, comienza a rememorar estos relatos que van de lo pintoresco a lo surrealista, de la comedia a la tragedia, del verso a la prosa. Este es el punto de partida para que Lauro Campos, solito su alma en la escena, comience a recordar relatos, alegrías y dolores del corazón en su espectáculo Memorias de un viejo gitano, apoyado en el texto del poeta granadino. El cante, el amor, la lidia torera, la parodia, la tragedia y la muerte, se van uniendo mágicamente en los recuerdos de este viejo gitano que desgrana en esa noche de luna recuerdos y vivencias.
Todo esto sirve para que Lauro se entregue con intensidad y alegría a su despedida escénica, concretada en los cuatro sábados de abril. El actor, que cumple sus bodas de platino en escena – sesenta y cinco años de labor ininterrumpida – dice con naturalidad y un cierto gozo: «Es decisión meditada y no estoy triste. Quiero abandonar la escena cuando todavía puedo dar lo mejor de mí mismo. ¿Que si extrañaré? Sin dudas. Pero el arte se hace no sólo con talento sino con mucha energía física y no quiero llevarlo a cabo cuando ésta ya esté flaqueando. Seguiré junto al teatro en otras labores que me ha permitido: la dramaturgia, la dirección, la producción, el diseño de vestuario y maquillaje. En fin, todo lo que no signifique exposición. Y como diría el abogado que aun vive en mí: será justicia».
Lugar: Amigos del Arte